¡Tengo licencia turística!
Dicen que las mejores historias no se escriben, se viven. Yo soy una de ellas.
Nací en Viladamat, ese rincón del Alt Empordà donde el tiempo parece detenerse, que cautiva por su autenticidad y encanto rural.
Fui construida con mimo, nada en mí fue improvisado: cada rincón guarda un gesto de cariño, un detalle pensado con amor.
Me alzo sobre un terreno de unos 900 m², rodeada de aire puro y silencio. Mi piscina privada, de 8x4 metros, espera siempre lista para un chapuzón bajo el sol del Empordà. Tengo 236 m² construidos, distribuidos con alma y sentido.
En mi planta baja recibo con un recibidor luminoso que da paso a un salón-comedor acogedor, donde las conversaciones fluyen y las puertas abiertas conducen al porche. Mi cocina independiente es espaciosa, práctica y con salida directa al espacio de la piscina —porque cocinar y disfrutar del verano pueden ir de la mano. También guardo tres amplias habitaciones dobles con armarios empotrados y dos baños, uno de ellos dentro de mi suite principal, pensada para el descanso.
Abajo, en mi planta sótano, escondo un gran garaje y un espacio enorme lleno de posibilidades: podría ser otra vivienda, un gimnasio, una sala de juegos o ese taller donde por fin dar forma a los sueños.
Arriba, en mi planta piso, me reservo una sala de 32 m² con salida a una bonita terraza.
Estoy a solo 10 minutos de las espectaculares playas de Sant Martí d’Empúries y de L’Escala, rodeada de rutas, parques naturales y paisajes que enamoran. Soy el equilibrio perfecto entre el mar y la tierra, entre la vida tranquila y las escapadas espontáneas.
Soy esa casa que no solo se habita, se siente.
SolHome L’Escala, tiene mis llaves.